Aún con el polvo en los zapatos y la felicidad plasmada en mi cara escribo estas lineas después de un intensísimo torrente de experiencias y vivencias en el Campo Bravo.
Al percibir el afable trato de la persona que dedica todo su tiempo y saber hacer a la faena de criar y seleccionar la raza de esta conocida casa ganadera, nos disponemos a contemplar una mañana de corredero para realizar así el ejercicio que lo va musculando y mantiene en forma. Espero ser capaz de trasmitiros al menos un ápice de lo que atesora en mi recuerdo de las estampas tan sensacionalmente espectaculares que he disfrutado, deseo os guste.
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Hace falta de imprimirle velocidad al grupo para llegar a subir el cerro que marca el final del camino de ida. |
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Una vez han llegado al final del camino de ida se les deja descansar para reponer el aliento.
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Al hacer presencia por lo alto del cerro percibo el temblar del suelo al tropel del grupo. |
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En el retrovisor se aprecia la tropa de Toros con el Vaquero al fondo. |
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