Atrás queda el campo y los sabios hombres que fueron los que con esmero y sapiencia los criaron.
Después de atravesar un laberinto de pasillos y puertas que se abren y cierran a su paso, encaran la recta de la manga de embarque y al fondo las entrañas del oscuro cajón.
Estos Toros serán transportados en las jaulas de un camión, culminando así su vida en la dehesa.
Solo sucediendo un milagro conseguirán salvar su vida, demostrando una serie de cualidades que le hagan merecedor de un puesto como Semental, dándole total sentido a la cría de este bello animal, consumándose de este modo El Indulto.
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